¿De verdad podemos elegir este camino y no el otro, o expulsar para siempre algo de nuestra vida? Pienso en gente que conozco y cuya vida se consume en tratar de expulsar algo de sí. Esa sombra les persigue siempre. Luego hago el esfuerzo de mirarme en el espejo, buscando aquello que niego, eso a lo que doy la espalda, porque quiero echar fuera. Y bien, diremos que está ahí.
A nuestra vida la afecta tanto lo que hacemos como lo que no hacemos. El “no” a un camino, a una posibilidad, no lo aniquila ni lo deshace, no lo vuelve nada, no desaparece. Cobra una vida peculiar debajo de esa negación, o con ella más bien.
Negar es impotente, lo negado vuelve. Cortar, seleccionar, es imposible, aunque uno pueda vivir toda su vida dentro de la creencia en esa imposibilidad.
Hace un rato caminaba cerca del mercado, pensando en estas cosas. Advierto, pero no con estas palabras, lo siguiente, que apunto rápidamente. La vida de uno toma un camino y no otro. Pretende cortar. Ese camino toma la forma de una línea, la de tu vida. Pero el camino no elegido, la otra línea, no es aniquilada, sino que te acompaña, por así decir, con su realidad propia. Segunda línea. Pero entonces uno ¿dónde está?. Respuesta:entre las dos líneas se abre una tercera que las pone en relación. Esa tercera es “lo que entonces estaba ocurriendo”, en aquel paseo. Ahora pienso: autoafección, subjetividad o mismidad. Equilibrio. Uno y otro...
A nuestra vida la afecta tanto lo que hacemos como lo que no hacemos. El “no” a un camino, a una posibilidad, no lo aniquila ni lo deshace, no lo vuelve nada, no desaparece. Cobra una vida peculiar debajo de esa negación, o con ella más bien.
Negar es impotente, lo negado vuelve. Cortar, seleccionar, es imposible, aunque uno pueda vivir toda su vida dentro de la creencia en esa imposibilidad.
Hace un rato caminaba cerca del mercado, pensando en estas cosas. Advierto, pero no con estas palabras, lo siguiente, que apunto rápidamente. La vida de uno toma un camino y no otro. Pretende cortar. Ese camino toma la forma de una línea, la de tu vida. Pero el camino no elegido, la otra línea, no es aniquilada, sino que te acompaña, por así decir, con su realidad propia. Segunda línea. Pero entonces uno ¿dónde está?. Respuesta:entre las dos líneas se abre una tercera que las pone en relación. Esa tercera es “lo que entonces estaba ocurriendo”, en aquel paseo. Ahora pienso: autoafección, subjetividad o mismidad. Equilibrio. Uno y otro...
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